Con la llegada al poder en 1963, hace medio siglo, el presidente Juan Bosch oficializó, -por decirlo de alguna forma-, los aires e libertad que asomaron tras la caída de Trujillo. El moviendo sindical no se quedó atrás. Sus toques de trompeta se hicieron sentir sobre todo el ámbito laboral.
En La Cruz de Manzanillo, en extremo noroeste de esta media isla, las huelgas de trabajadores pusieron fin a casi veinte años de producción y exportación bananera por parte de la Grenada Company, empresa establecida en 1945.
Los productores estaban en su apogeo debido al creciente comercio mundial del banano en los finales de la segunda guerra mundial. La Grenada Company adquirió 140 mil tareas de tierras fértiles y cálidas en la Línea Noroeste región, adecuadas para el cultivo intensivo de es esta fruta, cuya demanda se proyectaba con un crecimiento continuo, con miras a multiplicarse en el futuro.
El ingeniero agrónomo Nelson Sánchez Reverón señala en un detallado informe que de estas 140,000 tareas, 63,462 tienen vocación agrícola, 10,000 ocupadas por infraestructuras, tales como drenajes, caminos, viviendas, canales y otros servicios, actualmente en completo abandono, en tanto que 66,538 están ocupadas por
Grenada se va del país, presionada por el Gobierno y los sindicatos, traspasando sus derechos a Nebraska Mills Company en 1966. Diversifica la producción cultivando sorgo, melones y verduras. Tres años deficientes pusieron fin a esta transición. El Estado dominicano toma posición del proyecto y lo pasa al Instituto Agrario Dominicano, con los consecuentes efectos que trajeron administraciones corruptas e ineficaces, con algunas excepciones.
“La otrora eficiente infraestructura que sustentaba la base productiva, cayera en el abandono y la obsolescencia; es así como vemos todo el sistema de drenaje obstruido, os lavaderos y otras estructuras físicas transformadas en “entelequias irreparables”, observa el experto. Ni siquiera la rehabilitación del puerto de Manzanillo ha hecho posible la recuperación de esta empresa, agregamos nosotros. 66,538 ocupadas por bosque seco y albañales.
El populismo y la demagogia han jugado su papel en el acelerado e irreversible proceso de deterioro de estos recursos. Una decena de asentamientos campesinos apenas han certificado esta ineficiencia, representando una carga insostenible y pesada para el Estado a lo largo de estos cincuenta años.
Foto: Armando Interian
Fuente: El Nacional
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